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Embolización tumoral

Embolización tumoral

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¿Qué es?

Se trata de un tratamiento que sirve para ocluir las lesiones tumorales del cuello, cara y cerebro o médula a través de las arterias y guiado con rayos X (tratamiento endovascular).

¿Qué indicaciones tiene?

Se realiza generalmente en tumores muy vascularizados (meningiomas, paragangliomas o tumores glómicos, hemangiomas …) localizados en el cerebro, cuello, columna vertebral y/o médula espinal para disminuir al máximo el sangrado intraoperatorio. Suele practicarse en los días previos a la cirugía para reducir el riego sanguíneo de la lesión lo que permite acortar el tiempo quirúrgico y reducir la necesidad de transfusiones durante la intervención.

A veces se realiza como procedimiento aislado en tumores inoperables para intentar reducir el tamaño, disminuir el dolor que pueden producir y relentizar su crecimiento.

¿En qué consiste?

Es realizado en equipos de rayos X de alta tecnología llamados angiógrafos digitales, por neurorradiólogos expertos y especializados en técnicas intervencionistas. Se emplea habitualmente sedación o anestesia general.

Se pincha un vaso sanguíneo, generalmente de la ingle y a continuación se introducen en su interior unos tubos flexibles, llamados catéteres, que llegarán hasta los vasos sanguíneos del cuello. A través ellos, se introduce otro pequeño catéter que se hace avanzar hasta la lesión a tratar, procediendo a introducir a través del mismo distintos materiales hasta conseguir su cierre total o parcial. Los materiales de embolización suelen ser pequeñas partículas o esferas que taponan los capilares del tumor aunque a veces se combinan con materiales de otro tipo como espirales de platino (coils) o agentes líquidos solidificantes.

Para controlar el desarrollo del procedimiento se emplean un contraste yodado (que es introducido a través de los catéteres) y rayos X. Finalizado el procedimiento, se extraerán estos tubos y se comprimirá con la mano el lugar de la punción para que no se acumule sangre (hematoma).

¿Qué medidas hay que tomar tras la prueba?
Puede que el paciente ingrese en un área de cuidados especiales para su observación, y deberá mantener reposo en cama hasta un máximo de 24 horas tras la retirada del tubo de la ingle.

¿Existen otras técnicas alternativas?

Puede ser posible la extirpación quirúrgica del tumor sin embolización previa. Sin embargo es el propio cirujano el que en ciertos casos y a la vista de sus características (datos de pruebas de imagen como angiografía, escaner o resonancia magnética) y de su localización considera necesaria la embolización para facilitar la cirugía.

¿Existen riesgos?

Pueden producirse molestias o complicaciones como en cualquier cateterismo por la punción o por el medio de contraste, generalmente intrascendentes (véase riesgos de la angiografía cerebral).

Por la propia embolización podría formarse un trombo en el catéter que tapone una de las arterias cerebrales. Esta complicación es poco frecuente ya que generalmente se trabaja en arterias de la cara o de las meninges, y si se produce, no deja secuelas en todos los casos. El material empleado para la embolización puede en muy raras ocasiones, alcanzar arterias no deseadas en su cerebro o médula y provocar cuadros de distinta gravedad.

Si Ud. está embarazada o piensa que pueda estarlo, debe advertirlo antes de realizar esta prueba, ya que se emplea radiaciones ionizantes. Si es Ud. alérgico al yodo o tiene una enfermedad renal o cardiaca grave, debe advertirlo antes de realizar esta prueba.

No dude en consultar a su médico todas sus dudas para recibir toda la información que estime necesaria.